domingo, 3 de junio de 2007

- Hiperplasia de Prostata

El asunto tiene dos componentes: uno es el tumor benigno, que es una proliferación tumoral benigna de las celulas fibrosas de la glándula prostática (fibrocitos), y el otro, un componente infeccioso (la prostatitis). No se debe, no se puede tratar un componente sin al mismo tiempo tratar también el otro. Pero la mayor parte de los urólogos no lo entienden o subvaloran este hecho. A la hiperplasia se llega cuando la glándula se ve invadida por un crecimiento alocado de aquellas células fibrosas mencionadas, las que entonces van ocupando progresivamente el lugar de la "sustancia noble", es decir el tejido epitelial que produce el licor prostático, (los llamados ACINI), el tejido vascular, etc. La próstata se vuelve entonces menos funcional, pero además crece en volumen y sobretodo en peso específico. Entonces, comienza a comprimir la uretra, ejerciendo una presión paulatina desde afuera hacia adentro que va produciendo la oclusión de esta, dificultando así el paso de la orina; y por otra parte, empujando hacia arriba el piso de la vejiga, provocando irritación y deseos frecuentes de orinar. Dicho de otro modo usted desarrolla al mismo tiempo una necesidad constante de orinar, y una dificultad creciente para hacerlo. A medida que la cosa va empeorando, usted empieza por olvidarse de lo que era ver una película entera, o de dormirse la noche de un tirón. Pierde el sueño, en los viajes largos se enloquece esperando la próxima parada. La vida no se le vuelve nada fácil.

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